El sentido de nuestro presente se comprende como una construcción epistemológica, una herramienta que el ser humano desarrolla para interpretar su interacción con un ‘huniverso’: un universo sensible y humano que no refleja la totalidad del cosmos, sino aquello que nuestra sensibilidad y nuestras herramientas conceptuales pueden abarcar. Este ‘huniverso’ está regido, en nuestra percepción, por las leyes de la termodinámica. Estas leyes actúan como principios estructurales que gobiernan cómo sentimos y organizamos los fenómenos, mientras que las demás teorías físicas, aunque útiles, son contingentes y dependientes de supuestos necesarios para resolver problemas específicos. Sin embargo, estas teorías no alcanzan la universalidad epistemológica que caracteriza a las leyes termodinámicas dentro de nuestro marco sensible.